24.2.10

Las hormigas en el metro

Miércoles, 24 de febrero, todas las mañanas sigo la misma rutina al salir de casa. Cruzo la calle, camino hacia el metro, cambió de acera entre el 7º y el 8º paso de peatones, porque así es mejor, llego a la parada del metro, avanzo por el andén hasta situarme al final, que es donde está la salida para mi conexión, subo al metro y bajo en la siguiente parada.

Está científicamente comprobado que a las 8.30, la parada tiene olor a croissant recien hecho, calentito y con la mantequilla fundida, y a las 9.15 el olor es de pizza. Esto no sería sorprendente si no fuera porque en esta parada no hay ninguna panadería ni sitio de comida.

El metro de París, es un enorme terrario, lleno de agujeros y pasillos y gente que se asemeja a las hormigas con sus abrigos negros. Lo más colorido que he visto esta semana ha sido un abrigo gris. Y las hormigas tienen su ruta, y avanzan y siguen los caminos marcados, hasta llegar a su destino, sin reparar en que a su lado viajan siempre las mismas hormigas.

Me preguntó si la llegada de la primavera cambiará las costumbres de las hormigas.